Los hábitos son la base de la productividad, la clave para el bienestar y el punto de encuentro de nuestro deseo, nuestro conocimiento y nuestra práctica.
De hecho, la calidad de nuestra vida actual es el reflejo directo de esos hábitos diarios.
Nuestros hábitos, las costumbres que tenemos, son comportamientos aprendidos mediante la repetición, no son innatos, no nacemos con ningún hábito incorporado.
Nos permiten ejecutar acciones de forma automática casi sin pensar, ( atarnos los zapatos o conducir ) y esto es debido a que a nuestro cerebro no le gusta gastar energía y siempre intentará sintetizar cualquier rutina en un hábito para ahorrar tiempo y esfuerzo. Cuando repetimos una acción muchas veces, estamos creando nuevas rutas neuronales, nuevas conexiones que nos permiten ejecutar la acción con el mínimo esfuerzo.
Eso es lo que los hábitos hacen por nosotros, nos permiten tener comportamientos gastando el mínimo de energía, cuando los hábitos son funcionales esto es fantástico, pero cuando no nos sentimos satisfechos con los resultados que estamos obteniendo en nuestra vida, necesitamos cambiar los comportamientos que ya hemos aprendido y grabado en nuestro cerebro para poder aprender y grabar otros nuevos que sí nos sean beneficiosos.
Para incorporar un hábito, debemos repetir el nuevo comportamiento una serie de veces hasta que interiorizamos la conducta y podemos repetirla de forma automática, sin esfuerzo.
Un hábito conlleva la repetición de determinadas actividades a lo largo del tiempo ( hay varios estudios sobre el tiempo que tarda en formarse un hábito, generalmente se habla desde los 21 días hasta los más de 66..)
Las estadísticas demuestran que si logras repetir una actividad durante treinta días el porcentaje de que se haya convertido en un hábito es bastante exitoso.
Pero ¿ cómo podemos asegurarnos de repetir el nuevo comportamiento las veces necesarias para que se “ grabe” en nuestro cerebro y se convierta en un hábito que nos permita poder hacer lo que necesitamos sin esfuerzo ?
Lo que solemos hacer primero cuando pensamos en cambiar un hábito es precisamente eso “ ponernos a hacer “
Y entonces, estamos empezando la casa por tejado, sin ni siquiera haber asegurado los cimientos.
Empezar el cambio de hábitos “haciendo” es el principal problema por el que fracasamos la mayoría de las veces.
El primer error que cometemos para lograr un cambio de algo que no nos está funcionando es que nos quedamos parados en el nivel del comportamiento, lo que estamos haciendo o dejando de hacer que no nos permite avanzar.
“ Estamos deseando dejar de ser una persona sedentaria e incorporar una rutina deportiva a nuestra vida para mejorar nuestra salud y nuestro físico, entonces cuando se nos enciende la llama de la motivación, salimos a entrenar un lunes durante dos horas seguidas, el martes solo podemos hacerlo una hora y el miércoles solo caminamos porque nos duele el cuerpo, cuando llega el jueves decidimos que no es tan importante para nosotros entrenar cada día, y que tampoco estamos tan mal, rompiendo así la cadena de repeticiones que forma el hábito.”
Este es el error, empezar por el “hacer”.
El primer paso para cambiar un hábito es convertirte en la persona que vas a ser cuando lo hayas logrado.
Es empezar por el “Ser”.
“ Somos lo que hacemos cada día.
La excelencia no es un acto sino un hábito”
Aristóteles.
Empecemos por plantearnos:
¿ Para qué queremos cambiar?
La respuesta más sincera a esta pregunta te permitirá conectar con tus valores más personales, fuente de la motivación y del compromiso que vas a necesitar para repetir el nuevo comportamiento hasta que lo hayas incorporado a tu vida cómo hábito.
Y cuando una persona desarrolla hábitos nuevos, ya no es la misma, ha cambiado en el proceso y se ha convertido en alguien diferente
¿Quién seremos cuando hayamos logrado el cambio?
Conectar con tu para qué te permitirá visualizarte cómo la persona que quieres ser “una persona sana, activa, responsable de su salud, capaz de elegir la mejor rutina de entrenamiento en cada momento…”
Lo que debemos hacer es generar el cambio a nivel de identidad, lo que creemos que somos. Pensar en quién nos queremos convertir para lograr este objetivo.
Y mostrárselo a nuestro cerebro.
Todo lo que conlleva aprender algo nuevo, supone un gasto enorme de energía para el cerebro, hasta que consiga crear nuevas conexiones neuronales, que permitan hacer la tarea de forma automática, hasta que la haya convertido en un nuevo hábito.
Si en el fondo de nuestro ser pensamos que no somos capaces de salir a entrenar de forma regular, nuestro cerebro entiende que el deporte no es algo que vaya con quien tú eres.
Por ello , antes de empezar a “hacer”, dedicar unos minutos a visualizarte a ti mismo cuando ya hayas conseguido e incorporado el hábito a tu vida, respira y siente en tu interior con cada inhalación en quien te has convertido, cómo se siente en tu cuerpo esa nueva identidad que has adquirido, visualiza cuáles son sus nuevos comportamientos, que ves siendo esa persona, que oyes que dicen los demás, y sobre todo visualiza y siente los resultados que estás consiguiendo en tu vida.
Debemos empezar a desarrollar nuevos hábitos cómo prueba de nuestra nueva identidad. “si vamos a hacer deporte a diario nuestro cerebro tiene evidencia de que estamos comprometidos con nuestra actividad física “
Una vez conectados con el tipo de persona en quien nos deseamos convertir, ahora sí, es el momento de hacer .
Al crear nuevos hábitos no se genera recompensa inmediata y hasta que nuestro cerebro haya interiorizado la acción para que podamos hacerla sin esfuerzo hay un proceso que requiere mucho gasto energético y aquí el cerebro desplegará todos sus autosabotajes: procrastinación, diálogo interno negativo ..
Según los expertos, seguir ciertas recomendaciones ayudará a grabar la nueva conducta
1-Tenemos que buscar recompensas inmediatas que nos permitan tener al cerebro de nuestra parte mientras trabajamos para conseguir nuestros hábitos.
2- Hacerlo obvio y preciso:
“Entrenaré todos los días a las 7 de la mañana durante 15 minutos ”
Definir de forma precisa
3- Hacerlo bonito: La dopamina es la hormona que da placer al cerebro, el cerebro no distingue entre lo que es real o imaginario, si imaginamos una recompensa la dopamina se libera igual. Vamos a asociar la acción del nuevo hábito con una recompensa
“ Después de entrenar cada dia me regalaré una ducha relajante”
4- Hazlo fácil: empezar a hacerlo por poco tiempo para reforzar la identidad e ir aumentando paulatinamente
5- Hazlo satisfactorio: lograr que la actividad que hacemos sea satisfactoria en sí misma, estado de flujo y motivación intrínseca.
En otras palabras, disfrutar mientras se hace
¿Que te puedes decir que te ayude a disfrutar?
Una vez que hayamos conseguido dominar estos nuevos hábitos hasta que ya no nos requiera esfuerzo, habremos logrado ampliar nuestra zona de confort, nuestra confianza en nosotros mismos y nuestra autoestima habrán crecido y estaremos preparados para el siguiente desafío.
Reflexión: Los siguientes 30 días van a pasar de igual manera,
En vez de pensar ¿qué vas a hacer durante los siguientes 30 días ?
Por qué no plantear ¿Quién vas a ser en los siguientes treinta días?
Te animo a intentarlo, el acompañamiento en Coaching puede ser la diferencia.