Cómo combatir la tristeza invernal por Carolina Collado en el Área del Campo de Gibraltar

Cómo combatir la tristeza invernal por Carolina Collado en el Área del Campo de Gibraltar

Después de haber superado la resaca navideña, sobrevivido a la cuesta de enero y al Blue Monday,  ha empezado febrero y para tu sorpresa, sigues con un sentimiento de tristeza y apatía que quizás no puedas explicar. La experta en coaching, Carolina Collado, te da las cinco claves para superarlo.

 

Primera semana de febrero tachada del calendario.  Después de haber superado la resaca navideña, sobrevivido a la cuesta de enero y al Blue Monday,  ha empezado febrero y para tu sorpresa, sigues con un sentimiento de tristeza y apatía que quizás no puedas explicar.

La tristeza del invierno

A muchas personas se les baja el ánimo a medida que desciende la temperatura y las horas de luz en esta época del año. A esta tristeza del invierno se le ha venido llamando Trastorno Afectivo Estacional y, según los estudios, está causada por la disminución de horas de luz, los días más cortos  y las mayores horas de oscuridad del invierno que nos alteran los niveles de serotonina ( la hormona de la felicidad) y de melatonina ( la hormona del sueño) provocandonos cambios en el sueño ( y apetito) y,  consecuentemente,  un cansancio mayor. Echémosle, pues,  la culpa al tiempo.

 

Así que, si eres de los que se sienten sin energía, desganados,  hundidos la mayor parte del día, tienes dificultad para concentrarte y hasta pensamientos pesimistas, puedes estar sufriendo este trastorno estacional y deberás cuidarte para poner remedio antes de que esa tristeza se convierta en melancolía crónica y tengas que acudir a un profesional de la salud.

Pero debes saber que, algunos de estos síntomas emocionales, también pueden tener  otra explicación mucho más fácil de solucionar.

La ‘resaca’ navideña, los nuevos propósitos, la cuesta de enero…¿Bajón en febrero?

Aunque parezca mentira, hace tan solo unas semanas que  respirábamos ambiente navideño, comíamos las uvas al son de las campanadas que daban el pistoletazo de salida a nuestros propósitos de año nuevo. Todas las metas que nos habíamos propuesto para este año, las que se nos quedaron pendiente del anterior,  los deseos y necesidades que no pudimos alcanzar ni satisfacer: cambiar de trabajo, emprender ese proyecto que te lleva a una vida nueva, tomarte las cosas de otra manera, .. y, por qué no, los clásicos: dejar de fumar, hacer deporte, perder peso…

¿ Cómo llevas los propósitos de año nuevo ahora que ha pasado un mes? En ellos,  puede estar la causa de tu desánimo y desgana actual.

Coaching, objetivos y… ¡Acción!

Tener objetivos para nuestra vida es fundamental para poder crecer y avanzar. Para superarnos personalmente. No tienen porqué ser grandes metas, lo importante de los objetivos es que el camino que tenemos que recorrer para  conseguirlos nos transforma, nos llena de autoconfianza y satisfacción y siempre nos deja con hambre de más, lo que nos lleva a marcarnos metas cada vez más ambiciosas y desafiantes.

¿ Has sentido esa punzada en el estómago, ese pellizquito de energía que te impulsa hacia arriba y te acelera los latidos al pensar en conseguir lo que quieres? Entonces, es ahí donde está tu sueño verdaderamente y eso que sientes al pensarlo,  es la llama que se despierta dentro de nosotros a la espera de que la aviven día a día con pequeñas metas y pasos.

El problema aparece con los primeros obstáculos. En estas cinco semanas de año ¿has avanzado? ¿sigues manteniendo la ilusión  y la motivación que tenías en diciembre? o, por el contrario,  ¿has tirado la toalla diciéndote a ti mismo que tampoco eran tan importantes tus metas, que estás bien cómo estás, que ahora no es el mejor momento?… .

Estos pensamientos saboteadores surgen cuando no hemos previsto bien cómo superar nuestros miedos y trabajar para conseguir hábitos nuevos, no nos hemos trazado un plan de acción adecuado que mida nuestro progreso.

Y éste, es uno de los motivos del bajón en Febrero, porque cada vez que lo intentas y fracasas tu autoestima se viene abajo y lo que empiezas a notar en tu cuerpo es algo muy diferente a la ilusión que tenías: mal humor, frustración, apatía y desgana de hacer las cosas,  lo que te lleva a la tristeza que puedes estar experimentando ahora.

Has cedido a la comodidad que tu Zona de Confort ejerce sobre ti con una fuerza mayor que la gravedad.  Salir de la zona de confort requiere estar preparados y tener un plan para no tirar la toalla, para no quedarnos en ella diciéndonos “ más vale lo malo conocido…” Y, pues eso, nos quedamos con lo malo porque es cómodo y una vez fue lo que conocimos.

La tristeza necesita un Plan de Acción, la acción mueve y el movimiento causa efecto.

 

 

 

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