La calidad de tu vida depende de cómo seas capaz de relacionarte con los demás. La experta en coaching, Carolina Collado, te muestra los pasos para mejorar nuestra comunicación.
Las palabras que salen por tu boca, y la forma en que lo hacen, son el reflejo de tu mundo interior. De lo que piensas, de cómo te sientes en ese momento y de lo que necesitas. Todo esto se pone de manifiesto en momentos de tensión, cuando no hay tiempo para pensar, cuando, si no estás entrenado en inteligencia emocional, eres capaz de insultar, gritar y perder las formas para avergonzarte y arrepentirte después.
¿Eres de los que piensan que las buenas palabras no siempre funcionan?
Si crees que a veces, para ponerte “en tu sitio” tienes que levantar la voz y hacer gestos desagradables, puedes estar en una equivocación.
Te mostraré las claves en caso de que quieras dejar de hacerlo, ya que, aparte de desahogarte, ¿Qué consigues con ello?
La calidad de tu vida depende de cómo seas capaz de relacionarte con los demás, con tu pareja, hijos, amigos, familiares, jefes y compañeros de trabajo, y estas relaciones dependen de cómo te comuniques con estas personas.
Saber comunicarse es una de las cosas más difíciles.
Una comunicación es efectiva cuando lo que queremos decir cumple con el objetivo esperado. Cuando nuestro mensaje es recibido de forma clara, sin dudas ni confusión. Pero, para conseguir esto, habremos necesitado expresarnos con claridad, brevedad y orden, sin olvidar la escucha activa, fundamental para expresar nuestras ideas y a entender las de los demás.
Sin embargo, lo que solemos hacer en los distintos ámbitos de nuestra vida, es hablar por hablar, vomitar lo que llevamos dentro sin orden ni concierto, convirtiendo la conversación en un monólogo de dos.
No escuchamos, por tanto, no comprendemos a la otra persona y no entendemos sus necesidades. Caldo de cultivo perfecto para la confusión y el conflicto.
La mayor parte de los conflictos se producen por una mala comunicación o la ausencia de ella.
Por suposiciones e interpretaciones de lo que pensamos que el otro nos ha dicho. De lo que digamos y de cómo lo digamos, dependerá la respuesta que recibamos. Saber gestionar tus palabras y el tono de las mismas en los momentos difíciles, cuando te sientes ofendido, cuando sospechas que te mienten, o simplemente, cuando te llevan la contraria, será la clave de tu éxito para que consigas lo que quieres.
Sigue leyendo aquí