Cuando nos miramos al espejo, no solamente estamos viendo nuestro aspecto físico, ese reflejo también nos transmite nuestro estado de ánimo y de conciencia.
¿Qué ves en el espejo cuando te miras en él por la mañana?
Tu espejo te mostrará tu cara más o menos despierta, más o menos descansada y según cómo hayas pasado la noche, tu expresión será alegre y relajada o tensa y malhumorada. Cuando nos miramos al espejo, no solamente estamos viendo nuestro aspecto físico, ese reflejo también nos transmite nuestro estado de ánimo y de conciencia, nos muestra en el exterior cómo estamos por dentro.
El espejo de la vida funciona igual. Nos vestimos, acicalamos y salimos por la puerta ignorando que pasamos el día caminando entre espejos, recibiendo reflejos de nuestro propio estado interior por parte de las personas con las que nos relacionamos.
¿Por qué unas personas te caen bien y otras no?
¿Por qué puedes conectar rápidamente con personas que no conoces, mientras que otras te resultan insufribles?;
¿Por qué te molestan ciertos tipos de comentarios que, para otras personas, no tienen importancia?
Nos gustan nuestros iguales porque nos conectan con la parte que más admiramos de nosotros mismos, nos sentimos atraídos por personas parecidas a nosotros. Pero también, rechazamos a las personas cuyos comportamientos nos resultan inapropiados porque nos muestran aspectos de nuestra personalidad que no nos gustan y que intentamos esconder.
La ley del espejo afirma que proyectamos en los demás los aspectos que nos gustan o nos disgustan de nuestra propia personalidad, y que estos, se reflejan en las relaciones que mantenemos.
Según Buda:
“Lo que te molesta del otro es un reflejo de lo que no has resuelto en ti”
Tu mundo externo está condicionado por la forma en la que interpretas las cosas que te pasan y cómo reaccionas ante ellas. Todo lo de fuera, las circunstancias y la realidad de tu vida, es un reflejo de lo que hay en tu interior, de tus pensamientos, creencias y experiencias.
Si yo cambio, todo cambia.
Al cambiar tu interior, tu forma de pensar, creencias y paradigmas, tu realidad cambiará porque empezarás a pensar de forma diferente sobre lo que te ocurre y ello permitirá que encuentres otras formas de reaccionar y de conseguir cosas diferentes, de tener otro tipo de experiencias, por tanto, no somos víctimas de la vida, ni de nadie porque creamos nuestra propia realidad. No podemos cambiar las circunstancias externas, pero podemos elegir la forma de interpretarlas y relacionarnos con ellas.
“Lo que vemos en los otros es un reflejo de lo que tenemos dentro de nosotros mismos”
De la misma forma que hay partes de nuestro físico que nos gustan cuando nos miramos al espejo y otras que no, hay partes de nuestra personalidad que aceptamos y otras que negamos y escondemos porque nos avergüenzan o no nos gustan.
Todo lo que apreciamos y admiramos en los demás, está en nosotros, de la misma manera que todo lo que criticamos y odiamos de los demás está también en nuestro interior:
“Si somos inseguros, indecisos, egoístas o vamos sobrados de ego, intentaremos esconder o negar esas partes de nosotros, pero al percibirlos en otra persona nos molestaran terriblemente. “
¿Que hay en mí que me molesta de ti?
La respuesta a esta pregunta nos da la oportunidad de ponernos en conexión con aquello que nos negamos a nosotros mismos o queremos esconder:
“Criticamos a una amiga por ir de fiesta dejando a su familia en casa, porque es lo que nos gustaría hacer a nosotros, pero no nos lo permitimos porque pensamos que entonces estamos siendo malos padres”
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